viernes, 31 de diciembre de 2010

Sólo hablando

Ese tipo de conversaciones me hacen pensar. No me calman, no me castigan, no me ponen contenta. Sólo me hacen pensar. Cuelgo, recuesto la mejilla sobre el puño cómodamente cerrado, y cierro los ojos. Sólo imaginación tras imaginación, incoherencia tras incoherencia. ¡Oh por Dios! Es como lacerarme el cerebro, pasarme mentol por la carne viva, soñar con ponys a los 23 años. Es un trauma, con forma de corazón sangrante.

Mmmm, excitante. Usted debió ser una mujer impresionante en la época colonial. Ya sabe… en su otra vida.

¿Qué dice? No está viendo que la muerte me ha perseguido siempre, con forma de tristeza, desolación, confusión, desesperanza, terror. Jamás he vivido, ni una, ni dos, ni tres veces. Y esta vida que muero es sólo eso… muerte.

La regresión le ayudará a entender todos sus caprichosos problemas

No adjetive. No tiene derecho de adjetivar mi vida… mi muerte. ¡Llamaré a un abogado! ¿Quién se ha creído para juzgar, nombrar, adjetivar, describir? Nadie, usted: Nadie.

No se apresure a malhumorarse. Es normal que su psicología comprenda una depresión tan profunda. Yo sólo la acompaño de risa.

No acompañe, no hace falta. Y no es depresión, es arte. Y no necesito psicología, es vida lo que pido. Usted se equivoca demasiado… ¡Oh! Ya me doy cuenta cuán inútil, terrible agravio a mi naturaleza desdeñosa ¿qué hago yo aquí? Debo irme.

La regresión… usted está aquí porque mi profesionalismo le garantizará una mejor vida.

Eso no tiene ningún sentido. La vida no se profesionaliza, se domestica. Y un domesticado no me dirá cómo vivir.

¡Por Dios! Qué difícil me resulta como paciente.

Soy dramaturga. ¿Qué esperaba?

Drama

¿Entonces?

No siga perjurando contra la ciencia que, en este sillón negro, grande y cómodo, represento. Relájese. El drama debe descansar de vez en vez para nutrirse de la soledad, ¿no le parece?

Me sienta bien su respuesta. Comencemos con la regresión. ¿Regresaré del regreso?

Ni se dará cuenta.

Bien, me ha asustado lo suficiente. Ahora vendrá más drama. Una mujer sola piensa mucho, ¿sabe?

No estará sola… ni siquiera estará.

Cuidado. Que ya le dije… yo quiero dejar de morir. Vivir señor, vivir. Esa… mi verdadera tragedia.

¿Mejor tragedia que drama?

Usted no sabe cuán preferible…


martes, 28 de diciembre de 2010

Con Paración

He sometido a mi razón a una comparación imparable


Suenas, te veo, te escucho, te escribo, te deletreo
Y cuando se me convierte en pesadilla el ardor de tu presencia
Comienzo a padecer de enanismo mortal
Me hago menuda, cuasiforme, perorata y cuento

Soy sólo una sombra, me consigo como tal en la soberana figura superior de una imagen que yo solita, solita, solita me he creado de ti... muchacha de pesadilla

lunes, 13 de diciembre de 2010

Un recorrido así


Te doy la bienvenida a mi mundo, un potencial agujero negro que tiene rostro de dama traslúcida y hueca. Su colección de recuerdos infantiles y de frases enamoradas te traerán el café todas las tardes, y lo tomarás junto al piano de cola que se ve allá a lo lejos, cerca de la montaña de cachivaches.
Haz caso omiso de los trastes sucios que están junto a la ladera, su perturbadora presencia pasará desapercibida el día en que comiences a mirar hacia adelante... y sólo en esa dirección. No se permite mirar a lo lejos con mucha insistencia, o el futuro se sentirá sumamente aludido y seguramente querrá vengarse.
A dos pasos del piano de cola está el pianista, que es ciego y está rendido de calor. Allí, en la playa del piano, se concentra en quejarse una y otra vez que no lo encuentra. Yo no lo perdono por eso, y de eso también se queja.
El tacto será, en mi mundo, crucial y necesario.
Si tocar fuera la aventura más grande, probablemente escucharías más ruido y menos silencio. En este pequeño espacio que se me ha concedido y que yo llamo mi mundo, el silencio es la norma. Hay música, hay bulla, hay ladridos, hay susurros, hay gemidos. Muchos gemidos. Pero, entre tanto y entre líneas, entre eso y aquello, el vino y el amor, hay un silencio que vive con más fuerza que el ágil sonido.
Los buenos y los malos son muchos e iguales, porque acá no verás etiquetas, ni madres, ni tutores. Tu propia kantianidad te dirá que haces lo correcto, aunque no lo sea.
Luego del café, irás al piano y tocarás algo para el solitario músico. Él fastidia al hablar, no para de decir qué le falta, qué quiere, qué no tiene, qué le duele. Pero no le hagas caso a ninguna de sus palabras.
Fechorías, puras fechorías.
Cuando estés listo para partir, verás un corto animado de animales inexistentes y de fantasmas buenos. Cogerás tu saco, te lo pondrás al revés y saldrás por una gran ventana de madera que se esconde entre las quejas del pianista.
Abre su boca sin pedir permiso. Primero introduces el dedo meñique, y te vas abriendo paso poco a poco hacia la realidad...
que tan poquito quisiste.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Podridos celos

La mirada corría por los umbrales más oscuros, se dejaba llevar por una imaginación macabra, se escondía entre los tapetes y se dejaba ver sólo con la odiada, sentada al otro lado de sala, la que tenía en su mano el puñado de hombres robados.

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Crueles, bellos, cruentos... se levantan para hacerme ver pequeña, muy pequeña.

Mis ojos, que se miraban sujetándose para no llorar, sintieron un deseo de cariño que le hizo cosquillas a las costillas.
Mire al espejo. Levante la mano, y el dedo apuntador se posó sobre la superficie vidriosa del reflejo. Dije: no quiero perderte!

No me mires así... Soy un vino que no ha podido envejecer, un filósofo que no tiene sofá socrático y un sombrero de vieja estampa.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Existencialismo indiriano

Con las manos puestas en la nuca.... me tiré al vacío. El terreno recortó el salto, y caí con dolores intensos en cada músculo. Podía sentir mi cuerpo, podía sentir los huesos que no sé ni dónde están puestos, podía sentir la sangre que jamás sentí correr con tan definitoria sensación. Y el contacto con el vacío, ese vacío que hace doler, que hace sentir, que hace existir, se quedó sin palabras y esperó con tortura el descenso a los lugares tenebrosos de almas que son ríos y ríos hechos de almas.

jueves, 14 de octubre de 2010



Los pensamientos más insensatos son tan comunes que me provoca amarrarlos para que no estorben con tanta frecuencia.

Pero sería injusto de mi parte convertir este mundo mío a la perfecta potencia, porque no es real lo que es perfecto, y prefiero amores reales que amores utópicos...

Y es por eso que declaro que el control de los insensatos que osan llamarse mis pensamientos quedará bajo un dominio privado en lo más recóndito de mi cordura, y sólo tú, que me amas, podrás ver cómo vuelvo a nacer.

sábado, 2 de octubre de 2010

Escondite de brazos cruzados

Las luces marchitas de una esfera de colores atraviesa los muros muertos, las sillas lastimadas, las piernas flojas ... la soledad del polvo danzante

lunes, 20 de septiembre de 2010

Pasión saturada

Escribir, hoy no debería escribir.

La Luna me ha pegado fuerte, me ha dejado sollozando en una marea alta y negra, una marea de la noche, una marea que arrastra y ata, que abandona, que come piel y ganas.

Escribir, hoy no debería escribir.

Se dice por ahí que el que escribe con cautela se emociona de su propia terquedad y el que expulsa las emociones no se encarga de imitaciones baratas de crueldad y dominio, dosis de límites aparentemente necesarios.

Escribir, hoy no debería escribir.

Añoro una nota, una vida, una pantalla nueva con nuevas locuras entre los peldaños del blog infinito. La amo, la añoro, la espero. Pero si viene con males sin repuesto, tal vez sea indudablemente una lectura visceral... y dejaré de amar, añorar, y esperar.

Escribir, hoy no debería escribir.

Pero el impulso cotidiano y maléfico, que me encanta, me lleva a decir... y diciendo perforo cada espacio sano de lo que me queda y me creo cicatrices necesarias.

Escribir, hoy no debería escribir.

Porque estoy llena de lagos, de ríos y de mares que se desbordan. Porque el talento para alcanzar a la tristeza se ha encargado de apretarme la garganta y desatar mis pies.

Escribir, hoy no debería escribir.

Estoy tirada en la grama infantil. ¡Insano! ... es insano, lúgubre y pavoso escribir con la vida a ciegas.

Escribir, hoy no debería escribir.

Pero si deseo terminar con la historia y destruir Troya (que se está hundiendo en un oscuro placer de víctima) debo quemar las letras en cada pulso que imprime silencio.

Escribir, hoy quiero escribir.

viernes, 27 de agosto de 2010


Hay infinitas razones para pensar que el hombre fue a la Luna, pero las verdades relativas tienen un mejor sabor y su ADN tiene la forma de un juguete sexual. Todo ello conlleva a disfrutar el futuro incierto con un placer más duradero que cualquier dogma aburrido...Y para finalizar, apaguemos la fogata y vamos a dormir, que los mundos paralelos nos esperan con más drogas legales imaginarias (lluvias, libros, tortas y pensamientos confidenciales).

martes, 17 de agosto de 2010

Con una lluvia de velas encendidas se inundó el espacio de la habitación supuestamente vacía, y detrás del silencio se hallaba aguardando un puñado de abrazos sin melancolía, una felicidad que desconocía las caretas, y un billete falso que decía "no te preocupes". Entonces, al cruzar la calle miré hacia el frente y sentí que debía estar allí, allí después del silencio.

jueves, 22 de julio de 2010

Y allí, en la mitad de la ciudad, una posibilidad... Hipotética, cordial y pasajera.

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¿Pasajera?

miércoles, 21 de julio de 2010

Hay un silencio querido en cada melodía que pronuncias. Un espacio de calma, de estabilidad, de risa, que me provoca vivir. Y aún así... aún así me quedo añorando una zozobra... hasta que vuelve. Y cuando llega, se dibuja una enramada de pájaros que tiñen los sueños de cordura. Así como el silencio.

lunes, 12 de julio de 2010

CONFESIÓN II / el llamado


Estaba cayendo la tarde, entrando a resguardarse en la sala del apartamento, cuando me asaltó un sentimiento de culpa, de dolor, de tragedia. Una cosa horrenda.
Me senté, en un sitio donde la luz era sólo un espectador más, en un rincón donde la vida se había detenido a pintar la noche y el tiempo pasaba mucho más rápido.
Volaron sobre mi cabeza todos los objetos de la habitación, y los libros, con su peso enorme de amigos fieles, me miraban perplejos.
Hace tiempo que yo no los miro.
Hace tiempo que yo no los mimo.
Hace un tiempo ya que la rapidez de esa oscuridad, poco nítida, poco agraciada, poco solicitada, pero muy necesaria, me había absorbido en un abismo de café, de colores artificiales y de emociones encontradas.
Era tan terrible, tan terrible, tan espantoso.
Mi vida, mi palabra, mi fe, mi confianza. ¿Cómo las había olvidado?
Y... ¿por qué venía yo a recordarlas esa tarde calórica y evaporada?
El polvo de la biblioteca se podía ver tan claramente susurrando al aire mi desconcierto.
La luz, que se proyectaba sobre él, me cegó durante un momento.
¿Dónde está mi lugar oscuro?
Ya no me sirve más, y él sólo ha decidido marcharse.
Ahora, entraré en el trance añorado de quien se pierde en los bosques de pulpa blanca y esencia de sangre negra.
Quien sabe que otros secretos y romances ocultos empezaré a construir, luego de un olvido tan escurridizo.
No vale la pena ya pensar en la falta de tiempo, o en las colas, el tráfico, la diversión, la red, la vagancia, el ocio, la agonía, la clase, la máquina.
Huele a viejo y me gusta. Huele a nuevo y me encanta.
Huele... huele a libro... y vuelve... vuelve el lector.

jueves, 1 de julio de 2010

Ella, la grande



La ciudad barre las colmenas del pasado.
Me arrastra a un espacio único, donde puedo ver el polvo atravesar mis dedos que intentan atraparlo, donde puedo ver historias cruzando las calles, paseando en los centros comerciales, cabeceando en los puestos de trabajo. Donde se transfiguran las siluetas de los autos y se hacen más altos y más curvos los puentes.
Las aguas son de perfume de cachivache y las memorias son vestidos de ancianas, de viejecitas mozas que comen tardes y tragan inocencias.
La ciudad me trae de vuelta a mi vientre.
Me siento tan nueva y tan sutil. Tan drástica, y tan vulnerable. Quién sabe si la ciudad sea consciente de su avasallador impacto, pero esto es definitivamente un conversatorio inconsciente de desquicias y miel. Un conversatorio con la muerte, con la infancia y con el calor. Con el sueño, la lentejuela y la llave de las puertas.
Es un todo, es una nada. Es un vacío que me recuerda a los pozos llenos de agua escarchada e interminable que nunca vi. Es un hoyo. Un cuento oscuro. Un maestro del disfraz.
Es una perla del caribe que espera a ser descubierta.
Es la ciudad que jamás me ha querido tanto como esta tarde.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Los últimos indicios de un respiro profundo, la noche que se apaga, las luces naturales que desembocan en los ríos de gente apurada: es la ciudad que se despierta, dormida en el mismo sueño, en la misma utopía... un masoquismo filosófico de vivir sin calma.

jueves, 13 de mayo de 2010

viernes, 16 de abril de 2010

Falacia de un baile




Danza, danza, danza el duende, con la macabra risa.
El dragón, dragón lo envuelve y le hace cosquillas.
Ceniza, ceniza, ceniza, hay una ráfaga de viento.
Danza, dragón y movimiento se desvanecen deprisa.

domingo, 11 de abril de 2010

Canción de cama


Hay una música que adormece mis sentidos y despierta la imaginación.

Activa en el roce, fugaz y momentáneo, se esparce la canción por la espina dorsal.

El corazón, que siente más que cualquier otro órgano, se vuelve inquieto y en una sonora melodía de éxtasis me recuerda que vivo.

La piel, que recuerda todo, guarda en cada sensación la espera de una nueva mañana, acomodados los cuerpos, juntos y fetales, juntos y amados, juntos y vivaces, carnales y espirituales.

martes, 6 de abril de 2010

Se mueve, parpadea, duerme. Hay un tesoro escondido en el iris de sus ojos. Relámpago, fugaz, misterio. Cierra la puerta, que nadie vea.

domingo, 4 de abril de 2010

Una mujer que canta sola

Hay un silencio en la sala
vacía, vacía.
Tengo los recuerdos dormidos
frágiles, frágiles.
Un libro enorme pasa las páginas
lento, lento.

Y el viento...
el viento me habla de una soledad infinita que sólo es comparable a las praderas oscuras.

El rocío cubre las pupilas
lloro, lloro.
Las canciones mecen la alegría
suave, suave.
Caigo en un profundo encuentro
vacío, vacío...

... vacío el día que no tiene noche que lo consuele.
Una esperanza huye triste, con las manos en el rostro.
Se le han borrado los ojos y le han cortado la lengua.
Quiero vivir por ella,
encantada y convertida en hombre...
...frágil, frágil.


Frágiles los dos.

miércoles, 3 de marzo de 2010

SECAS HOJAS

Estaba muy cerca de mi. Una pila de hojas secas, solitarias, marrones, otoñales, amigas del viento, de la magia, de las hadas. Parecían una torre de chocolate derritiéndose. Se sentía el deseo de lanzarse sobre ella y comérsela disfrutando del dulce sabor a verde, a raíz, a mañana.
Una visión juguetona llegó hasta mí... sentí deseos de saltar sobre el montículo de hojas, y revolcarme con ellas en un placentero viaje a lo introspectivo. Donde se olvida todo, donde retienes una sonrisa pícara, de "no me importa", de niña pequeña, de ilusión imperecedera.
Pero toda posibilidad de ideas se fue en un soplo, de un viento violento y frío.
El otoño está por irse.

sábado, 6 de febrero de 2010

CONFESIÓN I

He dejado de ser yo, de un cierto modo extraño y patético. Me he soñado miles de veces sentada en una banca, pensando. Pensando, pensando. ¿Es que hay otra cosa mejor?
Pienso, sentada en dura banca de concreto, o suave almohada de aire, que ya no soy yo. He dejado de leer, he dejado de escribir, he dejado de creer. Mi talento, cuestionado tantas veces, me parece agobiante de tratar. Hablo con los duendes, hablo con mis cartas y mis confesiones y me siento presa de un terrible rapto de mi seguridad, un tremendo error para quien goza de la locura y vive de ella, incluso porque sus pesares se liberan en una manía loca y aristotélica de pensar sin rumbo, de mirar sin rumbo, de escribir sin rumbo aparente, por creer simplemente en un placer estético de escribir. Que tan malo, que tan bueno, que tan tonto, que tan necio puede ser. No lo sé, nunca me gustó pensarlo, nunca creí necesario tanto cuestionamiento perfecto. Ya no soy la misma, estoy en una crisis. Hay muchas chicharras que cantan sin parar, no me dejan, no me dejan, ¡NO ME DEJAN!
Duérmete niña, duérmete.

NECESITO UN DESEO




Estoy esperando a que vuelvas, deseo de ser literatura.

Estoy desesperada por sentirte entre mis razonamientos, mi vida y mi imaginación.

Vivir sin ti, deseo de ser palabra y sentimiento, es la tortura de cualquier escritor perdido en la soledad por el desencanto de su musa. Es cuando la musa envejece, y el deseo se marchita. Es cuando algo nuevo debe pasar y nunca pasa.

Estoy esperando a que vuelvas, deseo de ser literatura.

Hay algo que me llama desde la música inconfundible de tu voz,

pero no puedo ubicarte, sorda y ciega, sin algún guía que me acompañe.

Solía ser tú y solías ser conmigo.

Estoy esperando por ti, mi deseo, mi preciado deseo de ser duende, de ser hada, de ser mago, de ser pobre, de ser marginado, de ser visionario, de ser raro, de ser único, de ser mágico, de ser alto, de ser montaña, de ser mar, de ser ave, de ser alas... de ser literatura.

No te olvides de mí, no te olvides.

domingo, 24 de enero de 2010


Recuerdo cuando solía ser el centro del mundo. Cuando todo giraba a mi alrededor. Cuando el poder gravitatorio de mi cuerpo, de mi pequeño cuerpo, me permitía las atenciones más duraderas, las fidelidades más confiables, las comodidades más deseadas. Pero el tiempo es indetenible. Se han apartado de mí sueños y felicidades. Siento a la distancia más cerca, y a la cercanía más lejos. Siento que talan un bosque por dentro, que lo queman, que lo abandonan, que lo secan, lo pisan, lo odian... lo dejan. Siento que no vale la pena recibir ningún aliento cuando ya nada ha quedado lo suficientemente vivo como para que retorne.

Todo lo que antes daba vueltas alrededor mío se fue muy lejos, en la ternura de un recuerdo otoñal. Ahora el trompo incansable, el globo volador, el cuerpo atrapado en el torbellino soy yo. ¿Alrededor de qué estoy girando? Mi centro, un pedazo desconocido, oscuro, perdido.



Me siento triste, triste, muy triste.

sábado, 2 de enero de 2010

Hora pico

Necesitas reconocer que los campos están marchitos. Que las luces se han convertido en sombras. Que los bosques están repletos de monstruos. Que las plazas están desoladas bajo la luz de la luna. Que las aves tienen miedo. Que las casas están abandonadas. Que los rincones tienen el eco de un espíritu melancólico. Que los ríos están corriendo hacia atrás. Que las nubes cubren el cielo. Que los volcanes ya no arden. Que se escapan ya de todo ser vivo los últimos alientos. Que el mar se consumirá y sólo quedarán desiertos de sal. Que los sobrevivientes de este apocalipsis sólo serán los resucitados de las viejas tumbas de la meditación y el amor.
Que debes comenzar a morir para nacer de nuevo. Es hora.