domingo, 24 de enero de 2010


Recuerdo cuando solía ser el centro del mundo. Cuando todo giraba a mi alrededor. Cuando el poder gravitatorio de mi cuerpo, de mi pequeño cuerpo, me permitía las atenciones más duraderas, las fidelidades más confiables, las comodidades más deseadas. Pero el tiempo es indetenible. Se han apartado de mí sueños y felicidades. Siento a la distancia más cerca, y a la cercanía más lejos. Siento que talan un bosque por dentro, que lo queman, que lo abandonan, que lo secan, lo pisan, lo odian... lo dejan. Siento que no vale la pena recibir ningún aliento cuando ya nada ha quedado lo suficientemente vivo como para que retorne.

Todo lo que antes daba vueltas alrededor mío se fue muy lejos, en la ternura de un recuerdo otoñal. Ahora el trompo incansable, el globo volador, el cuerpo atrapado en el torbellino soy yo. ¿Alrededor de qué estoy girando? Mi centro, un pedazo desconocido, oscuro, perdido.



Me siento triste, triste, muy triste.