jueves, 10 de enero de 2013

Hay

Era un beso cualquiera. Una tarde cualquiera. Un tipo cualquiera.

Ella  llegó a pensar que se trataba de una promesa más, agregada a otras tantas afirmaciones que solo emergían con vida como parte de un circo, provocativo pero cruel, en el que solo en sus sueños más remotos era la protagonista.
Pero, al desear que fuera más que una circunstancia sin mérito, el instante paralizó toda razón que se pudiera predecir antes del primer tacto.
Y se petrificó entre sus dedos y en la fina carne de sus labios el gozo impredecible de las oportunidades infinitas. Y, aunque se prometió no volver, se lanzó sin pensarlo en una sensación perecedera.