lunes, 8 de noviembre de 2010

Existencialismo indiriano

Con las manos puestas en la nuca.... me tiré al vacío. El terreno recortó el salto, y caí con dolores intensos en cada músculo. Podía sentir mi cuerpo, podía sentir los huesos que no sé ni dónde están puestos, podía sentir la sangre que jamás sentí correr con tan definitoria sensación. Y el contacto con el vacío, ese vacío que hace doler, que hace sentir, que hace existir, se quedó sin palabras y esperó con tortura el descenso a los lugares tenebrosos de almas que son ríos y ríos hechos de almas.