domingo, 6 de septiembre de 2009

A: PALABRA

Ven a mi, te extraño, ven a mi.
En la mañana has partido y en la tormenta me refugio.
Te fuiste caminando, sin voltear siquiera a considerar tu regreso.
Te he visto con otros, y te veo nueva y bella,
tengo celos al verte con ellos y que no quieras compartirte conmigo.
Me resigno a posarme vacía en las plazas,
al pie de los árboles,
al lado de la espuma de la orilla de las playas.
Y me resigno a que debo buscarte.
Pero te escondes muy bien tras lo desconocido.
¿Por qué no quieres que te encuentre?
Te amaba y te cuidaba con las mejores inspiraciones.
Te rescaté del olvido,
te sujeté en la memoria imperecedera.
Te planté para que no murieras como un simple pensamiento.
¡Huístes mal agradecida! Y aún así, no puedo injuriar tu nombre.
Si lo hiciera, me traicionaría.
El mundo es cruel, no todos velarán por ti.
No todos sueñan contigo.
No todos viven de tus placeres.
Me perjudica enormemente tu decisión de escapar.
Yo vivo de lo que eres, yo soy lo que eres,
y mi memoria es terrenal sin un recuerdo tuyo.


Te extraño, ven a mi, te extraño.


Te envío esta carta escrita en idioma pobre.
Todo es idioma pobre sin la sombra de tu compañía.
Las cosas son cosas, los animales son animales y la gente, gente.
Ya no más dadá, ya no más historias.
Los absurdos, que eran mis pasatiempos favoritos, ahora tienen sentido y me aburren.
Hay plomo en mis manos... ¿cómo voy a caminar?


Te extraño...ven a mi, Palabra. Ven a mi, Palabra.