lunes, 22 de agosto de 2011

Mi voz


Tengo la manía de decir cosas que no siempre son bienvenidas al entendimiento, la razón, la academia y la vida aburrida de lo que se pueda explicar.

El diagnóstico de una gata enferma

No siempre está previsto que los roles se conviertan en lunas y las aves cometan un suicidio espacial. Aún así, entre estos tiempos míos que claman un motivo, se esconde la manía de pertenecer a un momento desconocido. De una hora con sobredosis de chocolate, un segundo de cambios radicales. El viernes fue un diagnóstico de la mentira y el sábado ya era una locura intentar comprenderla.
Las epifanías y las furias vienen en clave y las más importantes decisiones se toman luego de una infinita tortura.