viernes, 19 de abril de 2013

Cafeína por favor V (la imaginación)

Le dijo que se imaginaba "mala". Con las botas brillantes, los pantalones ajustados, la camisa corta y el cigarrillo encendido, como un símbolo de la rebeldía que la consumía.
La imagen era tentadora, casi la escultura de los pensamientos que atesoraba en las noches. Sin embargo, es más fuerte el espíritu de sosiego que la sujeta a los silencios. "Si he entrado en la oscuridad el recorrido ha sido en vano", pensó. No sabía si sonreír o desesperarse.  

Se giró para decir que aquello era lo que necesitaba. Pero prefirió darle un beso antes de partir y callar los pensamientos inútiles, con expectativas largas y poco decorosas.
Abrió la puerta, sintió el chillido de metal caduco recorrer el espiral de su oído, y aguantó la respiración por un segundo. Quieta, entre el maullido de un gato con hambre y la espesa silueta de un hombre que pasaba por allí, se quitó el abrigo y se llevó la mano a la cabeza. 

Dejó de pensar por unos instantes, o eso creyó,minutos antes de que el ascensor abriera sus puertas y la señora morena saliera con su perro. 
-Buenas noches señorita. 
-Buenas.
Una vez en la cama, sin recordar qué había pasado por su mente entre la puerta del apartamento y la de su habitación, cerró con fuerza los ojos, pasó la lengua húmeda por el labio inferior, y decidió soñar sin culpa. La primera imagen: un cigarrillo encendido, un café negro a medio tomar.