jueves, 29 de septiembre de 2011

El viejo de los no viejos


No seas ingrato ante lo que trae el tiempo,
el niño que vive viejo se olvida de sus más poderosos momentos
se instala en un presente que desconoce motivos y despierta de sus sueños
se queda en un pasado arcaico y fétido,
en un recuerdo que ha concebido su fecha de caducidad,
en una instancia que ya no perdura,
en una casa que no tiene aire, ni puertas, ni ventanas.


El viejo que no es viejo,
el viejo que está sentado en su trono pensando como adulto, y no como viejo,
es el creador de sus mejores épocas.
El viejo que se puso los pantalones y los lentes oscuros esta mañana,
el viejo que se quedó mirando la tele por la madrugada,
el viejo que se miró al espejo y no se miró por curiosidad, sino por alago, 
el viejo que se durmió en su portal secreto sin puerta,
el viejo que se cubre de la mentira con una travesura,
nunca es viejo como suele sentirse los viernes por la mañana.
Se nutre de esa ilusión pasajera del tiempo que se queda.
No seas ingrato ante lo que trae el tiempo,
el niño que vive viejo se olvida de sus más poderosos momentos.