sábado, 2 de julio de 2016

Déjate

A los 26 aprendo que no estoy lista.
Que mi cuerpo no soporta la rabia
y que la rabia no sostiene las almas,
que soy como las nubes.
Que viajo en un interior tan desconocido
como el vecino que espía
entre las ventanas.
Que puedo herir(me)
sin dejar rastro,
y que la última vez que me vi al espejo
no era yo el poema.