sábado, 24 de agosto de 2013

"Adioses" varios

Supiste que era como tú. No fue difícil para ti, ni un poquito, inferir lo que decían mis frases, mis señas, mis manos al lado de tus piernas, mis miradas tendenciosas, los ojos chiquitos, la risa emocionada, el cabello desordenado, los pecados que me gustaba cometer, los sencillos toques de luz sobre lo que ya sabías, las pocas horas de atención, el calor de mis labios, los sonidos nerviosos y fugaces, los susurros al anochecer, las referencias de la infancia caricaturesca, el chasquido de los labios al mover la nariz, los cuentos que escribí, el tiempo que perdía diciéndote que iba en camino, los estilos alternativos, las facciones de niña, los trepadores en mis orejas, las buenas nuevas, el último trago, las inseguridades, las tiernas imperfecciones de mis piernas, los trances en silencio.

Pero al despertar, después de la noche violenta que duró 7 días y que se llevó tu locura, ya no sabías cómo nombrarme, 
de qué forma adjetivarme, 
con qué palabras convocarme,
y por qué seguía yo allí.