domingo, 29 de abril de 2012

Alma con miedo

La repartición de bienes entre las mañanas mías y las tardes tuyas se convierten en un perverso plan para manipular mis vicios y controlar mis dependencias.
Las únicas voces que se escuchan vienen de una misma garganta: la mía, repetida mil veces entre las pesadillas y las noches sin descanso, entre los encuentros efusivos con la energía y la pérdida total de la bitácora. Entre el sentimiento de precipicio y la sorpresa enamorada. 
Como un torbellino de dudosa procedencia, me embarco en un pensamiento desconocido. 
El tímido calor de lo que no entiendo se apodera de las horas útiles.
Y mi tiempo se consume en un destello de infortunios frente a una realidad que se desmorona a mis espaldas, que no enfrento, que no quiero, que niego. Mi mente no está dispuesta a pensar y mis ganas no están dispuestas a continuar.
Se marchita la confianza en la incertidumbre, y el peso de un error muerde los escombros de esperanza que quedan entre cada somnolencia. Un nuevo estilo de vida se aproxima, un cambio casi voluntario se acerca, una soledad inesperada está mirándome desde la ventana del piso más alto del rascacielos que me intimida. 
Hay una fuerza que me absorbe. Me marea entre sus horribles pesadillas de descontrol. 
El miedo.
Todo es miedo. 

No hay comentarios: