Solemos tener sombras en los párpados luego de repensar los días oscuros,
a veces se desvanecen con la sensación de que un sentimiento más próspero llegará en nuestro mejor momento, como un niño asustado que busca un refugio para recuperar los sentidos.
Y dejamos de repasar los tiempos.
Pero, en los segundos tentadores, visionarios como el de un corsario ansioso por la riqueza ajena, nos gusta imaginar que retornamos a la malicia sólo por el placer y el martirio existencial que se siente gustoso en el alma humana. El maleficio de ser, existir, y tener el ruido de un llamado distante que busca superarnos. Somos unos esquizofrénicos perseguidos por nuestra propia voz.
¿Nos quedamos callados o aceptamos el reto?
Depende.
¿Tienes ganas de arrebatarte un pedazo de cordura?
No está de más.
Feliz noche.
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