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Todo en la calle comienza a distraerme. Las personas, los árboles, los edificios… todo, absolutamente todo comienza a tener un sentido. Un sentido esporádico, que desaparece en el mismo instante en el que se construye. Las palabras, el presente y el pasado, le dan un cierto aire de historia a cada rincón, lugar y vacío que experimento. Pareciera mentira que todo lo que observo es más que lo que observo, y que conserva múltiples historias que podrían ser el complemento de la nuestra.
A veces me detengo en ese tiempo para mirar hacia atrás y ver lo que he dejado y comprobar que lo que está conmigo es realmente lo que merece estarlo, y que lo que me ha dejado atrás está mejor en el pasado. A veces siento que detenerme en ese instante es perder parte del presente, convirtiéndolo en un álbum de fotografías que no merece la pena ver hasta tener una verdadera razón… pero yo he encontrado una verdadera razón para detenerme en el tiempo, y es que, automáticamente, con tan sólo pensar en eso que llamamos recuerdos nos acordamos de cuántas cosas faltan que marquen nuestra vida, y me pregunto… ¿Estoy preparada para ello?, ¿hay que estarlo?
Hay personas que no parecen tener sentido. A veces las veo caminando y cuando todo tiene sentido… entonces llega ese alguien que distorsiona mi panorama, pues rápidamente me doy cuenta que… no camina como el resto. Camina con el ceño fruncido, pensando sólo en él, fingiendo ser como todos, cuando piensa como ninguno. Él me cautiva, porque su corazón está lejos de ser humano. Me enamora lo extraño. Y él es extraño. No cree en la poesía, ni en los poemas. Dice que los escritores deberían podrirse como la madera de sus escritorios y que sus palabras no tienen sentido. Cómo odié saber que pensaba aquello, pero aún me parece un ser fascinante. Un ser que no tiene sentido, y pues, simplemente, no quiero encontrarlo. Podré estar cautivada por su extraña manera de proceder, pero no de él. Y entonces, como si el mundo caminara de nuevo, vuelvo mi mirada perdida hacia todo aquello que si tiene sentido … y veo pasar a la gente, y les creo historias, y me pregunto cuáles serán sus problemas, y si serán peores a los míos. Porque como todo ser humano necesito saber que tan mal estoy con respecto al resto para que cuando sea necesario, tenga suficientes argumentos para hacerme la víctima… ¿O es que nunca te has sentido mal, y deprimido por una tontería?
Indira Rojas
Julio, 2008