lunes, 24 de junio de 2013

Sin inocencias


Eres un experimento, comida para el alma que no existe, y, para decir algo evidente, carne para la carne.
Estás donde quieres estar, y allí me encuentras. Llegará la tarde en la que fingirás que los silencios son oportunos y las despedidas las palabra más necesarias, pero nada borrará el encuentro que dejaste en las notas memoriales.
Las lúgubres pesadillas en las que pensé que te gustaría mi compañía morirán así: como pesadillas, intentos narcóticos de una adicción que no me pertenece.
El sabor, el color, la textura. Una mujer que lo siente todo inyectada de hierro y vacío… para luego no sentir nada y dejarte ser feliz lejos de la pesada clandestinidad que te pone tan nervioso.
Sin ilusiones, para prever una muerte limpia y sin rastros.
Si no te sigo la corriente, si me dejo llevar por lo que me dijiste la primera vez que te creí, entonces lloraré. Y no será posible volver a quererte.

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