viernes, 5 de abril de 2013

Querer

Por momentos creyó quererlo, casi como suyo, casi como su único placer culposo. Los dolores de cabeza eran cada vez más frecuentes y las ganas de olvidarse se convirtieron en recurrentes deseos. "Entender", decía.
Finalmente, y con un enorme pesar, concluyó que cada pedazo de carne, cada lastimoso suspiro, cada plato devorado, era un capricho. Un capricho que se negaba a querer. Un hombre casi cosa, de una mujer casi todo.

domingo, 31 de marzo de 2013

Entra el sol

Entró sin discusión,
tocó la mejilla, calentó los labios, se sentó a mi lado. 
Despertó todos los sentidos,
y se quedó mirando los alrededores, explorando las pistas de polvo y las horas cansadas.
Abrí los ojos, me acerqué a su origen, e imaginé que toda la ciudad hacía lo mismo al borde de las ventanas. 
Mirar el sol.
Pensar en las mañanas.
Dejarse llevar por los domingos y omitir cualquier gesto de intolerancia, cambiar por los buenos días, señalar hacia los corazones, desvestirse al ritmo de la música, sabotear los pesares, seducir los rincones...
Un sueño despierto.




Sin luces

Solo dejaste una nota al final del beso,
húmeda e inconsistente... fue entonces cuando ella se percató de que solo era un adiós. Cálido, vaporoso, como el tacto sin redención.

martes, 12 de marzo de 2013

Pista

Se te nota que la piel sensible de los dedos rozó con la fibra curva en el tope de los deseos, presionando con fuerza el alboroto, se ve que sostuvo entre la presión los mechones oscuros.
Se nota que los poros se erizaron, como escamas fuera del agua, cuando se movió la sombra en los primeros rayos del sol.  Con el fin de la tarde y el hedor del calor salino, ella hirió cada sentido de pena ajena.
Se nota que respiró sobre tu cuello, mientras se empañaron los ojos vidriosos con el sudor del quinto beso, y que pronunció los primeros sonetos de una falsa agonía.
Se nota que la miraste a los ojos, sin dejarla perder un segundo el alma que te sostuvo casi inconsciente sobre el regazo en movimiento.

Entre el calor y el frío de cada pensamiento.
Se nota.




martes, 5 de marzo de 2013

Cafeína por favor IV (No saber qué hacer)

-¡Hola!
-¡Hey! Despierto a esta hora?
-Sip

Lucila se quedó con las ideas cortas y cerró la laptop. No le pareció oportuno volver a repetir los chistes malos,que malamente le hacían reír de mentiritas. "Jajajaja" pondría en la siguiente línea, y pronto debía aceptar que era una tipa aburrida. No, no pasaría por eso de nuevo. Estaba resuelta a seguir las pistas de aquel desconocido desde otro ángulo, uno más favorable, donde pudiera encontrar su verdadero fuerte: el gesto.
Se fue a dormir sin mucho que decirse a sí misma, y se sintió agotada. "Tal vez mañana..." se repitió unas 30 veces antes de cerrar por completo los ojos y dejarse llevar por el sueño. Un sonido repentino, que provenía de su cartera, la asustó y como si se tratase de una urgencia mental tomó el aparato infernal y selló para siempre su voz. "No quiero saber nada... Tal vez mañana"...

****

La saludó como un cortocircuito. ¡Bizp, bizp, bizp! ¡Zap! y no hubo más que humo en la sala. Se levantó de su asiento, para comprobar que aún la miraba... pero ya había desparecido y las chispas dejaron de volar por el aire. "Bueno, tal vez mañana..." comenzó a pensar en voz alta cuando la voz devolvió la electricidad al cuerpo nervioso y petulante que solo podía pensar en un futuro sin promesas...
-Tal vez mañana no es suficiente Lucila.
-Pero es lo que tengo.
-Es lo que pierdes.

Dejó una rosa en el escritorio.
La miró con preocupación. "¿Es una señal o un desencanto?", se preguntó, y sin fuerzas para coquetear solo se estiró en su silla y se quedó allí para siempre.

Años más tarde, cuando conoció a Mesco, un joven argentino que escribía historietas para el diario de la región, se despertó del ensueño y en un arrebato de desespero le aventó un beso. "Es lo que pierdes", sentenció, y miró sin pensarlo al escritorio vacío de su primer no amor y se dio cuenta de que ya era muy tarde para las conexiones, el humo, el bizp y el zap.
 Y renunció a querer. No quería de verdad a Mesco, tampoco parecía querer a nadie más.

La última vez que se le vio, tomaba un café en una plaza del mercado.
Se dio cuenta de que la veían con deseo, y se perdió en la multitud como una sombra asustada.



Just met

Los comentarios se resbalan,
las mentiras sobran.
Sobran porque la imaginación ahora es parte de un juego.
¿Y qué más da si son mentiras?

Lo que se ve a lo lejos desde los espejos, lo que se escucha entre los pasillos, el murmullo de los pasos en las escaleras, la voz entre los escombros del cansancio... ya ni se asemeja a lo comprensible,
lo que cristaliza el tacto es solo autodestrucción. Solo te repites "no me lo creo".
Lo que el cuerpo nervioso se enfrasca en preservar solo queremos tenerlo presente para los ratos de insomnio. Para recordar que las peores horas son las del deseo inconcluso.

Una mordida.
Una secuela.
Un día siguiente en el que prevalecen los encantos.


martes, 12 de febrero de 2013

No solo carne

¿Y ahora qué sigue?
Apenas puedo dejarme no sentir nada.
Apenas alzo el vuelo.
Es contagioso, una plaga sincera.